El día que los nazis llegaron a Canadá

Weather_Station_KurtTanto en la costa este, como en la opuesta, y a lo largo de los Estados Unidos, se cuentan muchas viejas historias acerca de agentes nazis infiltrados, espías que entraban en el país partiendo de submarinos. En la costa oeste, como no podía ser de otro modo, sobre todo se trata de historias acerca de una invasión japonesa. Algunas de esas narraciones tienen que ver con oscuros episodios reales que tuvieron lugar a lo largo de la Segunda Guerra Mundial. En Canadá sucede lo mismo y, como en el caso que hoy me ocupa, algunos sucesos bien pudieron haber servido de semillas para leyendas contemporáneas sobre invasores de ultramar aunque, según parece, esta aventura permaneció en el olvido durante décadas.

Esta historia comienza el 18 de septiembre de 1943, en plena guerra, con las manadas de lobos submarinos alemanes patrullando todo el Atlántico a la caza de transportes aliados. Ese día, el submarino alemán U-537 partió de Kiel hacia Bergen, en Noruega. El 30 de septiembre se adentró en el Atlántico, con rumbo descnocido. Por supuesto, el Capitán Peter Schrewe sabía con detalle el lugar hacia el que se dirigía la nave: Canadá o, más concretamente, un remoto punto en la costa de la Península del Labrador.

¿Qué se le había perdido a un submarino alemán en las costas árticas de Canadá? Eso todavía es un misterio porque la misión principal también tiene su enigma. Las órdenes dictaban surcar el océano hasta un lejano punto en el que un científico, el Doctor Kurt Sommermeyer, y su equipo de investigación, dedicarían un tiempo a instalar una estación meteorológica, la Wetter-Funkgerät-Land (WFL) número 26, un sofisticado sistema de monitorización meteorológica automática fabricado por Siemens, del que se instalaron variantes en diversos lugares de las frías aguas del Ártico. Y nada más, se instaló el artilugio, se activó y el submarino se largó de costas hostiles antes de poder llamar la atención, claro que, el lugar era tan inhóspito que era casi imposible ser vistos por nadie.

Toda la operación en tierra se desarrolló con admirable precisión, en apenas dos días, desde la llegada el U-537 a la costa canadiense el 22 de octubre. El 8 de diciembre de 1943 el submarino entró en el puerto de Lorient, en la Francia ocupada, dando así por cumplida su misión. Para desgracia de la tripulación del U-537, apenas un año después de su misión meteorológica, el submarino perecería en una acción de guerra. El Doctor Sommermeyer, sin embargo, sobrevivió a la guerra, gracias a lo que hoy se puede conocer su aventura.

Antes de continuar con la narración, conviene destacar qué tenía de especial la Wetter-Funkgerät 26. Era una verdadera maravilla. Hoy, cuando tanto se habla de redes de sensores inalámbricos y de sistemas de monitorización ambiental a distancia, conviene recordar que ingenios como aquella estación secreta fueron realmente artilugios adelantados a su tiempo. La estación 26 consistía en diez contenedores preparados para la intemperie. Uno de ellos contenía instrumentos de grabación de datos, otro servía de base para una antena de radio de diez metros y el resto eran algunas de las primeras baterías Níquel-Cadmio jamás construidas, pensadas para alimentar la estación durante meses. Súmese a todo ello varias boyas para realizar mediciones en aguas superficiales y otros mástiles para un anemómetro junto a aparatos similares y tendremos una extraña estación que, de forma automática, tomaba lecturas de la temperatura, la velocidad y dirección del viento, presión y humedad. Los datos eran radiados en «paquetes» de datos comprimidos cada tres horas.

Lo que debían ser al menos seis meses de funcionamiento, no pasó de unos pocos días. Los alemanes no pudieron captar más que unos pocos días las señales que enviaba la lejana estación, puesto que aparecieron unas interferencias desconocidas que no les permitieron continuar anotando las lecturas. Además, la guerra estaba cambiando su rumbo y Alemania ya no podía permitirse enviar otro submarino a Canadá para averiguar qué había sucedido con su avanzada estación. Todo quedó en el olvido, el ingenio, la historia del U-537 y hasta la mera existencia de la operación y de sus objetivos finales.

Nada sobre la Wetter-Funkgerät 26 fue escrito durante décadas, nadie sabía que los aparatos continuaban allá, perdidos en el Ártico, salvo el Doctor Sommermeyer y sus colaboradores, por supuesto. Y así pudo seguir toda esta historia si no fuera porque a finales de los años setenta un ingeniero de la Siemens recién jubilado, Franz Selinger, decidió escribir un libro sobre las estaciones meteorológicas que la empresa había diseñado y construido en toda su existencia. Lo que el ingeniero no sabía era que, en lo más profundo de los archivos de la Siemens dormían los planos, fotografías e informes de Sommermeyer. Allí, ante sus narices, aparecía algo que no cuadraba con ninguno de los datos de otras estaciones fabricadas por la empresa, un ingenio realmente excepcional que nadie sabía dónde había ido a parar. Después de muchos años de revisar otros archivos, y gracias a la ayuda de varios historiadores y del hijo del Doctor Sommermeyer, al fin se pudo identificar el submarino que aparecía en las fotos, era el U-537. Fragmentos del cuaderno de bitácora de la nave, presentes en los archivos de Friburgo, no dejaban lugar a dudas: la estación fue instalada en Canadá. Para sorpresa de todos, cuando en 1980 fue alertado el servicio de guardacostas canadiense para que oteara las desnudas costas del Labrador en el lugar marcado en el mapa, se descubrió la estación. Allí estaba, perdida y olvidada, prácticamente intacta, con sus baterías e instrumentos hacía largo tiempo muertos. Durante casi cuatro décadas nadie había reparado en su presencia. Hoy los restos de la Wetter-Funkgerät 26 pueden contemplarse en un entorno mucho más amigable, una sala del Canadian War Museum, en Ottawa. (La fotografía que acompaña este artículo muestra cómo se expone actualmente la estación en el citado museo).

Más información:
BLDGBLOG – The Annals of Weather Warfare.
BNET – Germany in the Artic: the little known story of Labrador’s WWII weather stations.
Nazi Kurt captured in Arctic Circle in 1981.
Weather station Kurt erected in Labrador in 1943.