El Rafael de los gatos

imgApenas contaba cuarenta y seis años cuando falleció, allá por 1814, pero su obra ya era conocida en media Europa. Todo un mérito para un extraño personaje que desde muy temprano fue conocido como el Rafael de los gatos, en honor al excelso maestro italiano del renacimiento. Gottfried Mind pintaba gatos, así de sencillo, se trataba de un artista suizo que probablemente podríamos calificar hoy día como un idiot savant. La calidad de sus gatunas pinturas es tal que el paso de los siglos no ha hecho sino aumentar su prestigio y, claro está, su valor.

Según las crónicas1, nadie había logrado captar en una pintura el carácter y actividades de los gatos de forma tan perfecta. Mind, habitante de Berna, era respetado y admirado, recibía visitas de gentes interesadas en su arte procedentes de países diversos, muchos de los cuales decidían comprar sus obras. Su fama se extendió por el continente, con lo que se convirtió en un artista de moda. Su capacidad para reflejar la vida de los gatos es asombrosa, sobre todo teniendo en cuenta su condición de autista, era capaz de captar todo el mundo de nuestros amigos felinos de forma que podía contar historias completas con sólo una imagen. Al parecer, Mind vivía rodeado de gatos, con los que se entendía mejor que con sus vecinos humanos. Dicen que era capaz de «conversar» con ellos y, sobre todo, se encontraba en armonía con su gata favorita, de nombre Mineta. Los gatos eran todo su mundo, con lo que los visitantes estaban avisados de no molestar a los animalejos, porque esto haría despertar el enfado del artista. En 1809 cuentan que las autoridades de Berna decretaron el exterminio de todos los gatos de la ciudad. Algunos parecían mostrar síntomas de hidrofobia –léase rabia– con lo que la orden fue cumplida con eficacia, eliminándose a unos ochocientos gatos. El suceso dejó a Mind profundamente deprimido, aunque por suerte se permitió a Mineta seguir viviendo. El desastre gatuno hizo que, en los años siguientes, pusiera tal empeño en llevar a la vida todo tipo de detalles de sus gatos a través del arte, de forma tan genial que su fama y la petición de obras suyas crecieron de forma sorprendente.

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1 Véase Semanario Pintoresco Español, Num.1, 3 de abril de 1836.