El rayo de energía de Phillips Thomas

En las primeras décadas del siglo XX, la idea de transmitir energía eléctrica por el aire para olvidar las líneas de conducción convencionales tenía una fuerza que, hoy día, nos puede parecer sorprendente. No sólo era Nikola Tesla quien hablaba de ello y llevaba a cabo intrigantes experimentos (un día de estos me sentaré a escribir con detalle sobre su «energía radiante»). Muchos otros ingenieros y científicos pensaban que algo así estaba prácticamente a la vuelta de la esquina. Y, si bien Tesla había entrado ya por entonces en su fase más excéntrica, por decirlo suavemente, había otros ingenieros que seguían el mismo camino «aéreo» y no eran, ni mucho menos, locos idealistas. He aquí, por ejemplo, este esquema publicado 22 de octubre de 1927 en la revista Alrededor del mundo acerca de los proyectos de Phillips Thomas.

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Fuente: Biblioteca Nacional. (Pincha en la imagen para ampliar).

Este ingeniero era uno de los principales científicos en nómina de la Westinghouse Electric and Manufacturing Company. Phillips Thomas era alguien práctico, avezado físico experimental con gran número de patentes a su nombre. Pero Thomas también tenía sueños y, al igual que Tesla, pensaba en transportar energía eléctrica a larga distancia sin emplear cables. En 1927 tanto Phillips Thomas como su compañero en Westinghouse, el doctor Harvey C. Rentschler, imaginaron que…

Muy pronto, ondas de fuerza motriz radiada iluminarán y calentarán las casas. Estas ondas, atravesando la tierra, servirán para guiar automóviles, aeroplanos, trenes, etc. En lugar de instalaciones locales de energía eléctrica, como en la actualidad, repartidas por todas las ciudades y países, se construirán estaciones centrales monstruosas que producirán toda la fuerza motriz necesaria en el mundo. Las casas aisladas en medio del campo, lo mismo que las fábricas del centro de la Metrópolis, disfrutarán esta fuerza motriz transmitida por radio. (…) El deseo del doctor Thomas es producir un «rayo de radio». si puede obtener ondas bastante cortas, las dirigirá en un rayo estrecho de diez centímetros por medio de un espejo curvo de metal.