Niebla asesina

niebla tóxicaCon tan siniestro título no me refiero a ninguna película de terror ni nada similar, aunque terrorífico fue lo que sucedió, no se trata de ficción. Tradicionalmente se ha conocido como niebla asesina (killer fog), al período en que la «niebla» londinense se hizo más densa e insoportable. Hoy, en Londres, a pesar de tópico de la niebla, no puede decirse que sea un lugar demasiado brumoso, pero hubo un tiempo en que esa «niebla», que en realidad no era más que smog ocasionado por la combustión a gran escala de carbón, se podía incluso mascar.

La niebla asesina atacó sin piedad a la capital británica en una de sus periódicas apariciones «crónicas», desde finales de 1952 hasta principios del siguiente año. Miles de personas enfermaron y muchas murieron en lo que se considera como uno de los más importantes desastres medioambientales de la historia. En esos días, las condiciones meteorológicas en Londres hicieron que una fría niebla cayera sobre la ciudad, lo que motivó una lógica reacción por parte de la población: acudieron a sus calefacciones, azuzándolas hasta el límite de sus posibilidades. En esa época, la mayoría de esos miles de calefacciones funcionaban con carbón lo que, unido a la contaminación del tráfico rodado, generó una trampa atmosférica en forma de nube de humo tóxico, polvo y vapor de agua alrededor de la ciudad, casi imposible de respirar. La visibilidad se redujo hasta límites insospechados y la mortalidad se elevó repentinamente. Se había generado una niebla mortal, que atacó sin piedad a toda persona con problemas respiratorios e, incluso, causó la defunción de muchas personas aparentemente sanas. Finalmente, la muerte de aquellos miles de víctimas de su propio modo de vida, sirvió para que las autoridades británicas dictaran nuevas normas ambientales muy rígidas que, al menos, han convertido al Londres actual en un lugar sin nieblas químicas.

Más info en: The Great Smog of 1952
Imagen: BBCNews/AP