Patentando la rueda

RuedaHay algunos inventos que, aunque no se recuerde a su creador, son reconocidas universalmente como indispensables. Así, de pronto, uno recuerda, como grandes conquistas del lejano pasado, el control del fuego, la invención de la cama y… la rueda. Sí, ese invento redondo que pierde sus orígenes en la noche de los tiempos.

Hay quien ha querido patentar la rueda hace poco, en vista de que nadie recordaba a su original inventor. En el año 2001, un australiano, muy perspicaz, solicitó la patente para un dispositivo circular para facilitar el movimiento (PDF), o sea, una rueda. No se trató de una broma, sino de un intento de John Keogh, a la sazón abogado de patentes, de llamar la atención sobre los problemas legales del procedimiento.

Sobre el original creador, o creadores, de la rueda, nada se sabe. Se supone que ya se utilizaba hace más de siete mil años en Mesopotamia, pero nadie está seguro de dónde surgió, porque prácticamente apareció a la vez en muchos lugares de Asia y Europa, extendiéndose con rapidez por todo el Viejo Mundo, a través de carros de guerra y carretas, desde China a Hispania… En América, África subsahariana y Australia, se afirma comunmente, que no se «conocía» la rueda. Eso cambió con la llegada de los europeos, pero esta idea también está plagada de dudas porque antiguas culturas de esas regiones contaron con artefactos «rodantes», como, por ejemplo, jugueres con ruedas.

Imagen: alpoma / Traspeña.