Revolución en blanco sobre azul

Todavía hoy se emplea el término blueprint a la hora de mencionar planos y similares, aunque ya casi nadie realice verdaderos blueprints. Esa palabra sólo es una huella de cierta tecnología que reinó durante un siglo en todo el mundo en lo que a reproducción de planos se refiere, hasta la llegada de las fotocopiadoras. Hoy día lo común es trabajar con un programa CAD y pasar de ahí a una máquina de impresión digital, a todo color, pero hubo un tiempo en el que reproducir un plano era tarea complicada y carísima. Hasta mediado el siglo XIX la única forma de copiar un plano era recurrir a copistas humanos. El proceso era lento, costoso y, por lo general, sometido a errores en la copia. ¿Habría alguna forma de mejorar aquella tarea? Sí, había un método realmente sencillo y de resultados espectaculares, inventado por un genio polifacético que, curiosamente, buscaba otra cosa muy diferente.

Corría el año 1842 cuando John Herschel descubrió algo realmente curioso que daba como resultado vistosos negativos «fotográficos» que con el tiempo se convirtieron en los clásicos blueprints de líneas blanquecinas sobre fondo azulado. Ahora bien Herschel no buscaba un método para realizar copias de documentos, ni mucho menos. Lo que le obsesionaba era crear un método fotográfico rápido y seguro, y si podía ser en color, pues mejor. Nunca lo logró, pero sin embargo alumbró la gran industria de los cianotipos.

blueprint

John Herschel, además de famoso astrónomo, químico y matemático, fue el padre de muchos de los términos de uso común en fotografía, como «negativo» o «positivo», así como el propio de «fotografía», además de inventar diversas técnicas para ese arte. Pero nunca estaba contento y de sus deseos por conseguir mejores imágenes nacieron experimentos sorprendentes. El genio británico probó todo tipo de substancias para comprobar si eran fotosensibles. De aquella obsesión había nacido en 1839 el primer negativo fotográfico. Con el tiempo, experimento con todo lo caía en sus manos como posibles medios para producir negativos. Se cuenta que incluso llegó a experimentar con orina de perro1. Finalmente, el 23 de abril de 1842 el experimentador anotó algo muy especial en su cuaderno de laboratorio: «…este papel será de gran valor». No se equivocaba, aunque por desgracia la industria de los cianotipos, o blueprints, no despegaría hasta poco después de su fallecimiento en 1871.

El hallazgo fue casual, pues a Herschel se le ocurrió exponer a la luz diversos productos químicos empleados como fármacos, combinando por ejemplo el entonces novedoso ferrocianuro potásico con citrato de amonio férrico. Las superficies de las placas bañadas con esa combinación y expuestas a la luz tornaban en un color azul prusia muy llamativo, además de fijarse y volverse insolubles. Ahora bien, si entre la placa y la luz se interponía una capa de papel transparente sobre la que se hubiera dibujado cualquier cosa, aparecían líneas blancas en la placa, precisamente por no haber llegado la luz hasta esas áreas. Ahí estaba, la solución ideal para copiar planos. Pero Herschel dejó su invento en el cajón y pasó a experimentar con otras substancias, a fin de cuentas no estaba en su ánimo inventar las «fotocopias», sino la fotografía en color.

Pocos años después fue la pionera de la fotografía Anna Atkins quien empezó a sacar provecho del método del cianotipo de Herschel, del que llegó a enterarse gracias a que su padre era amigo del famoso astrónomo. Con gran habilidad creó toda una serie de negativos de diversas especies de algas. Ese fue el inicio de toda una revolución, la técnica del cianotipo empezó a llamar la atención de ingenieros y arquitectos, hasta tal punto que a finales del siglo XIX había casas de cianotipos en todas las grandes ciudades. Las máquinas de vapor, los grandes puentes de acero, los esqueletos de los primeros rascacielos y los transatlánticos como el Titanic, junto con toda la tecnología que nació a principios del siglo XX, vieron sus primeras luces en forma de blueprint, esto es, como preciosos trazos blancos sobre fondo azul prusia. Toda una revolución.

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1 Véase Investigación y Ciencia, Nº424 de enero de 2012, página 6.

Imagen: Design and general details for a single track, single leaf, trunnion bascule bridge (1913).