En julio de 1935 falleció André Citroën, quien fuera padre de una de las más conocidas empresas fabricantes de automóviles del mundo. Por desgracia, sus últimos meses fueron terribles, no sólo por la enfermedad que le llevó a la tumba con tan solo 57 años, sino por la situación de su empresa, que poco antes había caído en manos de Michelin, principal acreedor de Citroën, después de caer en la quiebra.
Hay quien dice que una de las más audaces maniobras publicitarias de André Citroën fue una de las causantes del desastre, aunque más bien me inclino a pensar que sólo fue la guinda del pastel en todo un juego de endeudamiento excesivo. Quien visitara París entre 1925 y 1934, y contemplara de noche la Torre Eiffel, seguro que se sorprendió al ver que todo el gran monumento metálico se había convertido en soporte publicitario. En efecto, entre esas dos fechas la torre permaneció alquilada por Citroën para mostrar de noche un espectacular juego de luces con el nombre de su marca de coches. Dependiendo de la fuente que se consulte, se instalaron entre 125.000 y 250.000 bombillas eléctricas para conseguir el efecto. Sea como fuere, la factura eléctrica, junto con el alquiler del soporte, seguro que fueron terroríficos, aunque no hay que negar que, como reclamo publicitario, fue toda una hazaña.
| Imagen vía Topinambours |