La página 3 del número de Agosto de Investigación y Ciencia, en la que se hace un repaso a breves apuntes de Scientific American de hace décadas, me ha sorprendido por describir una extraña patente.
Tan sorprendente me resultó, que he buscado el texto de la patente, creada por el doctor Alpheus Myers y me ha asombrado más. A la mayoría seguramente le de asco. Hay que ver a dónde puede llegar la imaginación de la gente. ¿Realmente funcionaría?
Se trata de una «caña» para pescar solitarias, con cebo y todo, patentado en los Estados Unidos en 1855. Su uso no podía ser más simple. Se introduce el «sedal» hasta el intestino, cargado con su cebo-trampa, que podía ser cualquier cosa comestible. Tras esta pesada ingestión, se supone que el gusano parásito quedaría atrapado en la trampa y no habría más que tirar con cuidado para sacarlo por la boca. Así de fácil.