¡Edison conquista Marte!

Durante gran parte de su vida, sobre todo en los años que hicieron de puente entre los siglos XIX y XX, Thomas Alva Edison se convirtió en todo un héroe para los estadounidenses y, claro está, fue homenajeado de mil y una maneras. Quien fuera gran vendedor de sí mismo y de sus inventos, además de los que perfeccionó a costa de terceros, fue protagonista de leyendas y novelas. Edison no era el filántropo ideal que dibujaba la prensa de la época, tenía un genio bastante contundente y su afición al diseño de mortíferas armas, además de ciertas tendencias políticas y declaraciones poco afortunadas, hacían que la figura real distara bastante del héroe perfecto. Pero poco importaba, hacía falta contar con una leyenda norteamericana y nada mejor había por entonces que Edison, si acaso podían rivalizar con él Henry Ford y pocos más.

Edison, como figura comercial y comercializable fue explotado al máximo, para alegría y beneficio del propio inventor. Nacieron así las edisonadas, novelas en las que Edison era el protagonista a modo de legendario salvador de la humanidad gracias a su pericia e ingenio. De entre todas las gestas noveladas en que Edison fue protagonista, seguidas con pasión por las mucha gente del mismo modo al que los superhéroes del cómic lo fueron durante la segunda mitad del siglo XX, destaca una muy especial. Antes de visitar, aunque sea con brevedad, la aventura marciana de Edison, no vendrá mal conocer un poco a su autor.

Garrett Putnam Serviss fue lo que, salvando las distancias, sería conocido hoy día como un periodista científico o, empleando términos anglosajones, un escritor científico. Como si de un émulo americano de Flammarion se tratara, Serviss se dedicó a popularizar la astronomía y, además, se convirtió en uno de los primeros autores de lo que, andando el tiempo, ha llegado a conocerse como ciencia ficción. Aunque estudió leyes, nunca se dedicó a la abogacía y como el escribir le llamó desde muy temprano, no abandonó nunca las redacciones desde que comenzó a trabajar como periodista para el New York Sun. A lo largo de su vida publicó innumerables columnas sobre ciencia en periódicos y revistas de los Estados Unidos, muchos de aquellos trabajos fueron traducidos, viendo la luz en Francia o incluso en España. Además de eso, como predecesor de Asimov o Sagan, publicó decenas de libros sobre divulgación científica, sobre todo astronómica y, además, en 1923 colaboró en la realización de una película muda con Max y Dave Fleischer dedicada a explicar de forma sencilla la relatividad einsteniana. Ese documental, The Einstein Theory of Relativity, constituye una pequeña joya casi olvidada en la historia de la divulgación y puede ser recuperara gracias a la red1.

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Así llegamos a Edison. Tenemos a un escritor bastante famoso, un inventor célebre y a un tal H. G. Wells que estaba logrando un éxito arrollador con su Guerra de los mundos. ¿No se adivinan ya las intenciones? Donde Wells pintaba un mundo arrogante hecho pedazos por los marcianos, condenando el imperialismo y mostrando un futuro sombrío, Serviss ofrece una narración completamente diferente y muy «americana». En el punto en que termina la Guerra de los mundos, con los marcianos aniquilados a bordo de sus imponentes máquinas de guerra por los microbios terrestres, Serviss inicia su novela Edison conquista Marte, publicada por entregas a partir de 1898. La visión del escritor de Nueva York era muy diferente a la de Wells. Con los marcianos moribundos, surge un nuevo héroe, el mismísimo Edison que abandera la venganza terrestre. Lo que a continuación se desarrolla es bastante previsible, el inventor crea una poderosa arma de rayos y logra el apoyo de las naciones del mundo entero para construir una flota de naves, dotadas con propulsión antigravitatoria, capaces de alcanzar con ejércitos de la Tierra el malvado planeta rojo. No creo que sea necesario prevenir que Edison se muestra como un héroe perfecto, capaz de superar cualquier problema o peligro y que, finalmente, logra aniquilar a los pobres marcianos y a su civilización de canales que no habían calculado lo peligroso que era meterse con los terrestres o, mejor dicho, con Edison y los Estados Unidos.

La novela fue muy popular durante un tiempo pero no alcanzó la celebridad de su predecesor. Wells nunca autorizó las muchas secuelas que surgieron de su guerra marciana y, a buen seguro, no seguiría con mucho agrado las batallas de Edison sobre Marte. A pesar de todo ello, en la narración de Serviss aparecen elementos que más tarde fueron explotados en multitud de novelas de ciencia ficción, como el uso de trajes espaciales, la presencia de pirámides en Marte, las batallas entre grandes naves de guerra en el espacio o los secuestros de humanos por parte de extraterrestres2.

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1 Quien tenga interés en ver The Einstein Theory of Relativity, puede hacerlo a través de esta copia en formato mov (QT).
2 Puede leerse la novela gracias al Proyecto Gutenberg: Edison’s Conquest of Mars by Garrett P. Serviss.